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Se acaban de descubrir un dolmen, un cromlech y un menhir en Biozkorna
Alberto González – otia@basozaina.com

Con un desnivel de 480 m. desde el aparcamiento de Arantzazu hasta el collado de Biozkorna, hablamos ya de una excursión seria, hay que andar y subir, pero el esfuerzo merece la pena. Las posibilidades desde aquí para hacer una ruta circular y aprovechar los casi 1.200 msnm. del collado para navegar por la sierra sin perder altura son variadas, al sur tenemos Artzanburu, al noroeste Arriurdin.
Mojones alineados

Allí mismo, a escasos 4 metros de las lainoharriak, por donde han pasado miles de veces montañeros, pastores, mineros o ganaderos, «Txintxu» nos enseña un círculo incompleto de piedras, de 9,50 m de diámetro y formado por una especie de anillo de una anchura de 1,70 metros. ¿Es un chromlech? En apariencia se asemeja al estado en el que estaba Jaizkibel V cuando lo descubrió, pero sin excavación arqueológica no se puede afirmar nada con rotundidad.
Dolmen

Desde Biozkorna descendemos hasta el cercano sel de Lizarraga a 1.046 msnm. desde el que se disfruta una sensacional vista de Oñati. Tras un primer y segundo plato de quitarse la txapela, Txintxurreta nos sorprende con un exquisito postre que completa un menú de escándalo, una gran piedra tumbada fuera de lugar, que no debería estar allí, es decir, quizás transportada por algún interés desde otro lugar y con apariencia de haber sido tallada. La piedra mide 3,55 metros de largo y 1,70 metros de ancho en la base. Si se pusiera en pie el monolito, al oeste marcaría la peña de Udalaitz y Anboto y al este la elegante arista del Txindoki, un lugar perfecto para un menhir.
La vuelta la hacemos cruzando con buen tiempo el complicado collado de Aitzezarte y bajando hasta el túmulo funerario de Malla para descender a Arantzazu.

Se dice que la historia se repite y es probable que tengan que pasar 17 años para confirmar si estas tres manifestaciones megalíticas son auténticas, aunque también es posible que se olviden y jamás sean excavadas.
En Gipuzkoa tenemos una excelente colección de megalitos, pero este especial mundillo con frecuencia parece estar confuso e inmerso en una persistente niebla que obnubila la razón y los sentidos, igual que en muchas otras actividades.
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