Vinagretas, cómo darle un toque de sabor especial en tus platos
Con las vinagretas podemos preparar de una manera sencilla una salsa con un sabor diferente
Las salsas son el acompañamiento ideal para cualquier plato, pero la mayoría requieren tiempo de preparación que no siempre tenemos. Una buena solución son las vinagretas, más ligeras además que las habituales salsas y más sencillas de realizar.
Al pensar en vinagretas lo más habitual es pensar en ensaladas, pero no es el único plato donde se pueden utilizar. La mayoría de las materias primas, bien sean carnes, pescados o mariscos, se pueden acompañar con vinagretas; eso sí, tendremos que encontrar el ingrediente adecuado para combinarlos.
Una base de aceite, vinagre y sal
Preparar una vinagreta básica es tan sencillo como mezclar aceite, vinagre y sal, unos ingredientes comúnes en casi todos los hogares. Lo fácil es creer que con echar los tres ingredientes en orden a la ensalada lo tendremos solucionado, pero no es así. Lo ideal es preparar la mezcla aparte. De esta forma, en un recipiente se mezclan para que se integren bien entre ellos y, después, cuando ya es una salsa homogénea, añadirlo al plato al que queramos aportar ese toque de sabor especial.
La proporción ideal para elaborar esta salsa, según los expertos, consta de tres cucharadas de aceite, una de vinagre y una pizca de sal. Primero hay que mezclar el vinagre y la sal, y cuando esté bien disuelta, agregar poco a poco, en forma de hilo el aceite, mientras se bate con unas varillas o un tenedor hasta emulsionar la mezcla. Otra forma de hacerlo puede ser incorporando los ingredientes en un bote y agitarlo durante alrededor de medio minuto de forma enérgica hasta lograr el mismo resultado.
Con limón, mayonesa…
Esta mezcla es una base que se puede personalizar y combinar de multitud de formas. Una vez se tiene dominada la base, se pueden probar diferentes mezclas. Así, lo importante es saber la proporción entre los tres ingredientes, ya que se puede utilizar cualquier tipo de aceite y vinagre que nos guste.
En este caso es imprescindible que haya una parte aceitosa y otra ácida, el vinagre, de cualquier tipo. Si no nos gusta mucho el sabor a vinagre, podemos rebajarlo con agua o sustituirlo por otro líquido ácido como zumo de limón o naranja.
Es sabido que el aceite y el agua no se llevan nada bien, por ello, conseguir una buena vinagreta se basa en mezclar con energía los ingredientes. Para facilitar un poco la labor, se puede añadir un poco de cualquier salsa, como mayonesa, mostaza o miel. Con media cucharadita de estos por cada dos de vinagre, ayudará a que los ingredientes se mantengan unidos. Aún con todo, antes de servirlo conviene agitar bien la vinagreta para que salga adecuadamente mezclado.
Además, para dar un toque especial a nuestra salsa, se pueden añadir algunos ingredientes más: cebollas, ajos o hierbas aromáticas bien picadas, zumo de frutas, taquitos de queso, especias, frutos del bosque, etc. Dependerá de nuestro gusto encontrar los ingredientes que combinen bien con la ensalada, la carne o el pescado que preparemos para cada ocasión.
Lo mejor es prepararlo casi al momento de servirlo, pero en el caso de incluir ingredientes para darle sabor, conviene hacerlo dos horas antes, para que la vinagreta se impregne del sabor. Eso sí, antes de servirlo deberemos mezclarlo bien otra vez, para que los ingredientes no salgan por separado.
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