La variada cocina marroquí

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La variada cocina marroquí

Más allá del cuscús, cuenta con una amplia diversidad de platos

Agurtzane Núñez Yarza

Los vascos siempre hemos estado orgullosos de nuestra gastronomía, por su riqueza de ingredientes, recetas y tradición. Pero en el mundo hay numerosos lugares donde la gastronomía es una tradición que se funde con la cultura local. Y a pesar de que hoy en día podemos degustar comidas de numerosos países al lado de casa, hay multitud de recetas que se quedan fuera.

El cuscus, un plato de sémola de trigo que acompaña a un estofado de carne o verduras, es una de las comidas más conocidas, tanto de Marruecos como de la mayoría de países africanos. Pero no es la única. «El cuscús es como aquí la paella. Los viernes, cuando salen de la mezquita nos juntamos muchos familiares y es la única manera de hacer una comida para todos sin gastar tanto dinero», explica Chadia, que vino a Euskal Herria hace diez años. «Primero estuve en Leitza, donde trabajé en una pescadería, y después también estuve trabajando en agricultura», recuerda.

Pero más allá del cuscús, Chadia recuerda que en Marruecos tienen numerosas recetas. «En las familias las que cocinan son las mujeres, y las recetas se pasan de madres a hijas. Casi todo lo hacemos en casa, desde el pan hasta las celebraciones, no hay costumbre de ir a restaurantes», indica, y añade que «cuando hay un nacimiento o una boda, vas a invitar a todos los vecinos, además de los familiares, y son los mayores, las abuelas, las que se encargan de preparar toda la comida».

La mayor diferencia que tiene la gastronomía marroquí «son las especias. Utilizamos muchas especias, así que cuando preparamos algo para vosotros siempre bajamos las cantidades, como cuando participamos en la feria con las mujeres del grupo Guretzako de Anoeta», dice Chadia. En la feria, mujeres de diferentes nacionalidades mostraron parte de su gastronomía, desde el Sáhara hasta Brasil. «Nosotras teníamos los churros marroquis, que se llaman ‘Sfenj’, con los que desayunamos todos los días. Antes se vendían diez céntimos cada uno. También hojaldres rellenos, panes normales e integrales, y pasteles», detalla.

Además, «en Marruecos comemos mucho pan, así que hacemos pan todos los días en casa», explica. Utiliza los mismo ingredientes que en pan de aquí, harina, agua, sal y levadura, pero tiene forma plana y redonda. «Todos los días hago cuatro panes y solo nos sobra uno para el día siguiente. Todo lo comemos con pan, desayunos, comidas, meriendas… por eso es muy suave, y a los mayores les gusta mucho porque lo pueden comer, porque es suave para el estómago», subraya.

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