Historia de las mujeres de las algodoneras

Una imagen de la exposición Mujeres del Algodon que recoge la historia de las mujeres de las algodoneras. Núñez

Historia de las mujeres de las algodoneras

El proyecto Mujeres del Algodón quiere poner en valor y homenajear a todas las mujeres que trabajaron en la industria textil de Gipuzkoa

Amaia Núñez Yarza

A mediados del siglo XIX en Gipuzkoa comenzó la proliferación de la industria. Entre otros sectores, hubo empresas textiles en la que trabajaron miles de mujeres. Fanny Alonso descubrió la historia de las mujeres de las algodoneras casi de casualidad, al comenzar a hablar sobre telas con una vecina de Andoain. «Me dijo ‘las mejores telas las que se hacían en La Algodonera de Andoain, ya no hay telas igual’ y me picó la curiosidad», recuerda.

Diseñadora de profesión, siempre anda buscando telas para su trabajo y, en este caso, comenzó a investigar más sobre la industria textil de su pueblo. «Yo me acordaba de cosas de La Algodonera de cuando era muy pequeña. Ni con la ama ni con la amona había hablado nunca de ese tema». A partir de entonces se decidió a investigar la historia de las mujeres de las algodoneras.

A los pocos meses, con la llegada del confinamiento, comenzó a buscar información «y me empezó a picar el gusanillo del sector textil en Euskadi, ya no solo en Andoain, sino en general». Después de hablar con Pepita, la vecina de Andoain, sabía que muchas de ellas comenzaban muy jóvenes a trabajar, «ella había empezado con 10 años y me parecía increíble».

Así, pronto tuvo claro que quería realizar un proyecto sobre la industria textil y las mujeres que trabajaron en ella. «Cuando salimos del confinamiento empecé a buscarles y conseguí hablar con 14 mujeres que habían trabajado y también con alguna hija de las que no vivían», recuerda de lo que luego se convirtió en el proyecto Mujeres del Algodón.

La primera entrevista fue a Pepita, la señora que le dio la pista de todo. «Me pareció increíble no solo lo que yo estaba buscando, no solo lo de la fábrica, como se hacían las telas, si no también las historias que me contaba. Me pareció que eran historias que no conocíamos y quería que la gente conociera».

Con todo el material, decidió que quería realizar un homenaje a todas esas mujeres, en la que además de su trabajo, estuviera reflejado a través de diferentes disciplinas artísticas. Para ello, contó con la colaboración de la poeta Nerea Tuduri, el fotógrafo David Agindar, la ilustradora Maialen Porroy, Laura Bein y Ane Galarraga, con quienes trabaja o colabora habitualmente en su trabajo.

Con toda la información realizaron una exposición en la sala de exposiciones Bastero para dar a conocer las historias alrededor de La Algodonera que cerró en 1965, tras 108 años. Además de las mujeres de Andoain, contó con la colaboración de Maria Rosa Suarez Zuloaga, nacida en la localidad cuando sus padres eran los dueños de la fábrica, y a su vez, era nieta del pintor Ignacio Zuloaga.

Tras sacar a la luz la industria textil de Andoain, Alonso se fijó como objetivo hacer lo mismo en otras localidades guipuzcoanas en las que hubo empresas del mismo sector: Bergara, Amasa-Villabona, Lasarte y Rentería. Así, en el 2022 realizó el proyecto en Bergara, donde se ubicó la Algodonera San Antonio y que hoy en día sigue en marcha, aunque sin sede en el municipio; y en el 2023 en Amasa-Villabona, con la empresa Subijana.

 




 

En cada municipio, habla con mujeres que trabajaron en aquellas fábricas y en la exposición que organizan dan a conocer cómo trabajaban. Las muestras no son monográficas de cada lugar, si no que es una inmersión en el proyecto Mujeres del Algodón de forma cronológica. De esta forma, en la última de Villabona, el recorrido comienza con dos pequeñas zonas dedicadas a Andoain y Bergara. Está configurada por roll-ups, en los que hay relatos, poemas, y fotografías que dan cuenta de la historia. En cada una hay un código QR en los que se puede escuchar a las protagonistas o al equipo del proyecto hablar sobre el tema.

En Villabona completó la exposición con material original cedido para la ocasión por algunas mujeres, como por ejemplo, dos pañuelos diseñados por Balenciaga y uno de Gyvenchy, y telas estampadas. Cada municipio lo identifica con un color de telas: en Andoain son blancas, en Bergara de mahón y en Villabona estampadas. Además de la propia exposición, suelen intentar organizar visitas guiadas o charlas. «En Andoain fue un éxito y hubo incluso dos chavalas que vinieron con la escuela, que luego me llamaron para contarme que sus abuelas habían trabajado allí».

Las mujeres no solo trabajaban en sus municipios, ya que los dueños eran en ocasiones los mismos y cambiaban de lugar. Por eso, la siguiente parada le gustaría que fuera Lasarte-Oria, y por último Rentería. Con todo el material, tienen en mente confeccionar una exposición que pueda verse en otros municipios.




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