Murumendi, entre la niebla

Bosques camino a la cima de Murumendi. Fot: L-M- Núñez

Murumendi, entre la niebla

La cima de Murumendi nos recibe envuelta en nubes

Iniciaremos el recorrido desde el aparcamiento junto al agroturismo Pagorriaga. Comenzaremos a andar y subiremos por la cuesta que hay junto a la loma cercana. Rodearemos la loma en pocos minutos, cogiendo altura, y continuaremos por la senda principal, por un camino casi llano.

En pocos minutos, llegaremos a una langa. La cruzaremos y bordearemos el bosque. El camino será llano al principio para después ir aumentando el desnivel.

Cuando llevamos casi media hora de recorrido, y el camino dé una curva cerrada, llegaremos enseguida a un cruce. Nos adentraremos en el bosque, continuando por el camino ascendente de la derecha. Cuando salgamos el bosque, el camino se bifurca de nuevo, y continuaremos ascendiendo por la senda de la izquierda.

En pocos metro, continuaremos de nuevo por el camino de la derecha, subiremos una cuesta con bastante desnivel, y al llegar al siguiente cruce, seguiremos por la derecha, cuesta arriba.

Ese camino en seguida se convierte en una senda entre la hierba. Subiremos durante unos minutos, y saldremos a un camino. Avanzaremos por la derecha, y tras andar unos doscientos metros, con un último tramo junto a un antiguo muro de piedra, veremos una apertura en el muro.

Entraremos y en seguida veremos la señal que indica hacia Murumendi. Bordearemos un pequeño pinar y tras cruzar otra langa, subiremos una última cuesta para superar los metros de desnivel que nos quedan hasta la cima.

 

  • Duración: 1 h. 30 m.
  • Dificultad: media
  • Desnivel: 201 m.
  • Distancia: 4,4 km.
  • Salida: Pagorriaga

 




Para visitar

Murumendi

La cima de Murumendi, de 864 metros de altitud, está casi en el centro geodésico de la provincia. Desde el balcón que ofrece su cima, en días soleados se puede vislumbrar los principales montes de alrededor. Una mesa circular, diseñada por Estanislao Iturrioz Barandiaran y colocada en 1997, enumera casi todas las cimas. En la misma cima hace 2.000 años hubo un poblado de la Edad del Hierro, del que aún se pueden ver los restos de las dos murallas que lo rodeaban. Según la mitología, en la cueva cercana a la cima vive la diosa Mari.

Argoma

Durante el recorrido nos encontraremos con numerosas plantas de argoma, una planta extendida en todos los montes. Es un arbusto que crece hasta los dos metros y que sus pinchos son sus hojas. Tiene unas llamativas flores de color amarillo. Suele crecer en terrenos soleados y en la mayoría de las veces, junto a brezales. Una de sus funciones principales es que fija nitrógeno al suelo. En nuestro territorio crece de manera natural después de las quemas o podas de árboles, aunque en otros puntos de Europa se la considera planta invasora.

Muro de piedra

En los bosques, junto a los caminos todavía se pueden ver algunos muros de piedra. Llegando a la cima de Murumendi, antes de comenzar la última parte del ascenso, caminaremos junto a un antiguo muro. Solían estar hechos de lo que se conoce como ‘piedra seca’, esto es, poniendo piedra sobre piedra, ajustando cada una para que no se caerían.

Este no es el muro del poblado de la Edad del Hierro, que estaba varios metros más arriba, casi llegando a la cima, en una especie de camino llano que rodea el monte. El muro solía tener casi dos metros de ancho y otros tantos de alto, además de una empalizada de madera. En Murumendi, hubo dos muros; tenían otro interior, y dentro era donde tenían las viviendas.

Estación Megalítica de Murumendi

Las faldas de Murumendi hacia el cordal que va a Mandubia albergan numerosos restos funerarios de la prehistoria, la mayoría del Neolitico o la Edad del Bronce pero también del Calcolítico / Eneolítico y la Edad de Hierro. En total se han encontrado ocho dolmenes, además de un túmulo. Entre otros, en las excavaciones realizadas en Trikuhaizti I y II, no se hallaron restos humanos aunque sí restos de herramientas y cerámicas. En el de Larrarte, todavía se conservaban restos humanos. Las dataciones realizadas, aunque con diferencias entre los túmulos, mostraron una antigüedad de unos 5.000 años.




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